domingo, enero 30, 2011

El nuevo y sempiterno convenio por Esteban Arana

.            Presidente Benson dijo: el matrimonio es el cimiento, la piedra angular de la civilización. Ninguna nación puede ser más fuerte que los hogares de sus habitantes.
Tanto el matrimonio como la vida familiar son ordenados por Dios.

En un sentido eterno la salvación es un asunto familiar y Dios hace a los padres responsables de la mayordomía de criar a su familia, esta es una responsabilidad sumamente sagrada.

El hogar es el lugar mas eficaz para inculcar valores eternos en sus miembros; nuestras diarias oraciones van a ser absorbidas por nuestros hijos y todo aquel que constituye el núcleo familiar; también las bendiciones de nuestros diarios alimentos van a actuar como ejemplares barreras del divido agradecimiento.

Mi mensaje es una invitación para que volvamos a guiarnos por aquellos principios fundamentales que Dios ha prescrito y que aseguran el amor, la estabilidad y la felicidad en nuestros hogares. Permitidme ofreceros tres principios fundamentales para lograr la felicidad y las relaciones familiares perdurables.

Primero: Los conyugues deben lograr unidad en sus metas, deseos y acciones: El matrimonio en si se debe considerar como un convenio sagrado que se hizo ante Dios: una pareja casada no solamente tiene una obligación mutua si no que también la tiene hacia Dios, quien ha prometido grandes bendiciones para aquellos que honran este convenio.

La fidelidad a los votos matrimoniales es absolutamente esencial para que existan el amor, la confianza y la paz. El adulterio, sin lugar a dudas, es condenado por el señor.

Los conyugues que se aman se darán cuenta de que el amor y la lealtad son recíprocos. Esta clase de amor proporcionara el medio ambiente adecuado para la evolución emocional de los hijos. La vida familiar debe consistir en un periodo de felicidad y de gozo para que los hijos puedan siempre tenerlo presente entre sus recuerdos mas gratos; escuchad estos sencillos consejos que el señor dio y que se pueden aplicar al convenio matrimonial.

Mirad que os améis los unos a los otros; cesad de ser codiciosos; aprended a compartir unos con otros como el evangelio lo requiere.
Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros; cesad de criticaros el uno al otro; cesad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano para que no os fatiguéis; levantaos temprano para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados. Dy C 88: 123 - 124

El secreto de un matrimonio feliz es: servir a Dios y servirse mutuamente. La meta de un matrimonio es lograr la unidad y la integridad, así como el desarrollo individua. Aunque parezca lo contrario cuanto mas se sirvan el uno al otro, mayor será el progreso espiritual y emocional de cada uno de los conyugues.

 Segundo: Enseñar a vuestros hijos con amor y siguiendo las admoniciones del señor:
El criar hijos tranquilos y felices no es una tarea fácil en el mundo hoy en día pero se puede lograr y se esta logando, la clave es ser padres responsables.

Sobre todo los niños deben saber y sentir que se les ama, se les necesita y se les aprecia y es preciso que reciban a menudo esa seguridad. Es obvio que esta es una responsabilidad que les corresponde a los padres.

El estudio familiar de las escrituras debe ser una práctica en nuestro hogar, todos los días de reposo en la que como parte de la rutina diaria se cantan himnos y se ora en familia.

Tercero: La iglesia siempre se opuso a las dictaduras de cualquier índole: cualquier hombre que decida administrar su llamamiento del sacerdocio en el hogar por métodos dictatoriales esta fuera de tono y armonía con el evangelio y no habrá de disfrutar de las recompensas espirituales del razonamiento mutuo.

En sus conversaciones con su esposa cesara de existir una mutua comunicación y luego vendrá la rebelión.

Ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener en virtud del sacerdocio, sino por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero;
Por bondad y por conocimiento puro, lo cual ennoblecerá grandemente el alma sin hipocresía y sin malicia; D y C 121: 41 – 42

El señor nos instruye para que razonemos juntos

Y ahora venid, dice el Señor por el Espíritu a los élderes de su iglesia, y razonemos juntos para que entendáis; D y C 50: 10

Sin peleas, exhortaciones, ni revanchas, si no razonando juntos con amor y dulzura. ¡Que maravilloso ejemplo para los hijos! Como podría fracasar una familia si toda decisión importante se midiera cuidadosamente de acuerdo con las enseñanzas del evangelio y después de razonar juntos se tomara la decisión de seguir adelante con confianza y en armonía con la ley divina.

Jo & fy ♥
Yo puedo decir: juntos subimos la cuesta de la vida, siempre juntos en el dolor y la alegría para ti esposa querida.

“para el amor de la esposa, para los amores fieles y santos que saben esperar, son nuestras flores, flores tardías, las rosas de otoño; no son las flores del amor, son las flores del deber, cultivadas con lágrimas de resignación, con aromas del alma, de algo eterno.”

Para ti esposa mía

En el nombre de Jesucristo. Amén

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